Sabía que, regalándole al lector cierta dosis de humor a la vez lo plantaré ante un esfuerzo comparable con el intento de reconstruir la historia de Europa basándose en relatos chinos, estalinistas, americanos y hitlerianos. Quería, pues, que fuera imposible llegar al núcleo de los hechos porque hay demasiadas ópticas de interpretación, intensificadas adicionalmente por las invenciones de sus autores. El objetivo fue llegar a una pesadilla equívoca y ambigua, a un gran palimpsesto.