Este libro abarca un concepto que sobrepasa lo inmediato de una sátira política. Aquí nos encontramos con la totalización de la noción de intencionalidad. Este procedimiento se ha llevado a cabo con una consecuencia inalterable, a veces hasta fantasmagórica, lo que dio unos efectos sorprendentes. A mí me parece que es una cosa original y auténtica, ya que el ser humano es capaz de considerar todo lo que se encuentra en su campo de percepción como comunicado.
Convertir este principio en la clave de una estructura novelesca no me parece una mala idea, incluso en el plano filosófico. Todo el totemismo y animismo, como se sabe, y muchos otros fenómenos de este tipo en las culturas primarias, se basan en que todo el mundo puede leerse como un comunicado dirigido a sus habitantes. El hecho de que esto pueda ser aprovechado por los creadores de un determinado sistema social, y después sobrepasar los límites fijados por los dictadores políticos es bastante sintomático. A partir de este momento, todo se convierte en un mensaje. Por ejemplo, se llega a la divulgación absoluta de la teoría de la conspiración según la cual todo, incluida la lluvia, se convierte en el presagio de lo que pueda o no suceder en el ámbito de la política. Todo esto queda asimilado por los pobres ejemplares de la especie obligada a vivir en un sistema cerrado. Es lo que a mí me parece importante en este libro, y su locura – ya que es una visión bastante paranoica – se construye con suficiente intensidad y estructura. Estos son los elementos valiosos y permanentes de la obra, ya que ésta no concierne – y es de lo que me precio – a ninguna configuración frágil y fugaz de acontecimientos sociopolíticos que se desvanece y desaparece. Permite cambiar de lugar y de tiempo, y abarca, siendo una fórmula muy profunda, muchos fenómenos propios de diferentes formaciones sociales. En este libro reina además una unión muy acertada de lo fantasmagórico con el humor. A día de hoy, este sentido del humor lúgubre es para mí genius temporis y signum temporis. ¡Aún! Y no hay indicios de que esto vaya a cambiar.