No es ninguna novela, esto ya lo ha dicho la crítica millones de veces. Allí no hay ni un elemento ficticio y si se puede hablar de alguna mentira, será solamente en el sentido en el cual se percibe el arte como una "bella mentira". Por ejemplo, toda esta historia con el estado burocrático de carnets y papeleo que a todos los críticos les pareció inventada, es auténtica desde el principio hasta el final, tal vez con esta única reserva de que el fondo metafísico fue añadido por un Lem adulto.
En cuanto al niño que fui en aquella época, sin duda alguna en este libro lo describí todo con máxima fidelidad, aunque entonces todavía no tenía la conciencia de que en realidad era un niño solitario, que me gustaba mi soledad, que prescindía bastante de amigos, que valoraba mis reflexiones raras por encima de la compañía de otros. Aparentemente desde el principio fui de natural solitario. Pero ya que un niño no tiene la posibilidad de hacer tal comparación, es ahora cuando veo que no fue una infancia demasiado ordinaria y habitual.