Dialogi (Diálogos) provienen de los tiempos en los cuales la cibernética parecía abrir ante la gente posibilidades prácticamente ilimitadas. Este optimismo, aunque moderado por el autor, salta a la vista en los primeros capítulos del libro. En las siguientes partes de Dialogi, el autor a menudo entra en polémica consigo mismo, revelando su pensamiento en constante movimiento. Lo más interesante, y lo sigue siendo hasta ahora, son las perspectivas de aplicación de la nueva ciencia para el análisis de la sociedad y de sus instituciones, puesto que a Lem le interesa sobre todo el pensamiento capaz de hacer del mundo un lugar digno de vivir.

Esta obra está repleta de profecías raras, especialmente en los fragmentos relativos al colapso del sistema centralizado, así que cuando uno lee hoy este libro se queda con la sensación de que ha sido escrito hace dos semanas. Por supuesto, toda la capa teórica referente a la cibernética ha quedado en muchos aspectos anacrónica, pero lo sustancial permanece intacto. Algunas predicciones han resultado ciertas, por ejemplo, la ola inminente de desempleo causado por la masiva automatización de la producción. Hoy estamos en una fase previa de este proceso pero de aquí a cuarenta años estará en plena marcha.

La paradoja filosófica de la introducción sobre la máquina de reproducir átomos ha quedado intacta y se ha opuesto a la erosión con el tiempo. Parece que escribí este libro demasiado pronto, todo parecía un problema abstracto, y al final se quedó sin resonancia, como una piedra tirada al barro.