Summa Technologiae

Summa TechnologiaeSumma technologiae es el ensayo-madre de la mayoría de los libros ensayísticos escritos posteriormente por Lem. Fue creada en los tiempos en los cuales la mayor parte de las cuestiones descritas – hoy obvias y corrientes – pertenecía al mundo de la fantasía. Las aspiraciones de este libro aún impresionan, sobre todo si nos damos cuenta de que es un intento de construir una edificación laica de conocimiento, comparable en su universalismo con la Summa theologica de santo Tomás de Aquino, y en su habilidad de prever los futuros caminos de la ciencia y técnica, con la futurología mundial. Las generaciones contemporáneas, fascinadas con el desarrollo de la biotecnología y la informática, encontrarán en la Summa de Lem el proyecto y la profecía del éxito actual de estos campos de la ciencia.

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Stanislaw Lem 1921 - 2006

image Stanisław Lem es un erudito y un virtuoso de la estilización; su creación se puede calificar como la de un genio. Las obras, equipadas con un fondo científico elaborado, conducen al lector a un laberinto interminable de géneros y estilizaciones. Al igual que los héroes solitarios de Lem, sus novelas se distancian de las pasiones y preocupaciones del día a día. Testimonian un intelecto elevado muy por encima de las posibilidades del individuo; una mente a veces maliciosa, otras veces llena de humor, sorprendente, bondadosa y escéptica, que aterra al lector al tiempo que invariablemente le sirve una paradoja. Su imaginación es tan poderosa y original que el mundo creado siempre se muestra verosímil y tangible. Leed a Lem: es un gran escritor y una de las mentes más poderosas de nuestros tiempos.

"The New York Times Review of Books"

A día de hoy mantengo la opinión de que mis primeras novelas de ciencia ficción carecen de valor y calidad (a pesar de numerosas ediciones y la fama internacional que me han proporcionado).  Las escribí, como es el caso de Astronauci, editado en el año 1951, por motivos que comprendo a día de hoy, a pesar de que el mundo descrito en ellas va en contra de todas mis experiencias vitales.

Es todo muy sencillo y de proporciones muy equilibradas. Aparece un ruso dulce y un chino azucarado. Es pura ingenuidad lo que hay en este libro. Qué infantil pensar que en el año dos mil habría un mundo tan bello y magnífico… Cuando escribí este libro era todavía muy joven y era como una esponja que absorbía todas las ideas que me proporcionaban. No hacía más que positivizar continuamente el mundo. En cierto sentido me engañé a mí mismo, porque escribí este libro por motivos honestos y dignos. Hoy no hace más que dejarme un mal sabor de boca.