Una expedición Terrestre intenta comunicarse con la civilización del lejano planeta Quinta, pero sus planes fracasan, ya que los habitantes de Quinta rehúsan el contacto con todas sus fuerzas. Lem equipó a sus cosmonautas con ingeniosos aparatos técnicos, pero a pesar de ello no consiguieron hacer realidad el sueño eterno de la humanidad de intercambio de experiencias con sus hermanos en razón. El otro quedará – como en todas las historias de Lem – impenetrable, y los seres humanos envueltos para siempre en sus mitologías. Fiasco, hasta ahora la última novela de Lem, a veces amarga y pesimista, recoge los hilos básicos de su escritura.

La actuación del protagonista de Fiasco no es plenamente racional y, tal como lo veo, él mismo no tenía la intención de emprender una misión suicida ni era capaz , ya después de aterrizar, de evaluar con frialdad sus posibilidades, y por lo mismo, el futuro de toda la expedición. Digo que él mismo no comprendía su situación, porque ESTE final fue una sorpresa también para mí. Si me permiten expresarlo de esta forma, la trama me llevó en estas últimas páginas en una dirección, no había previsto desde el principio, en la cual la vida inteligente del otro planeta resultó tan diferente y tan “otra,” que todas las discusiones llevadas a bordo de Hermes sobre el orden moral quedaron de alguna forma suspendidas en el vacío. De repente resulta que los “Otros” son mucho más “otros” de lo que podía haber previsto cualquier ser humano. ¿moho inteligente?¿una colonia de insectos o microbios racionales? Algo a lo que el ser humano no podría dar su consentimiento interno.