La voz de su amo

La voz de su amo

Los científicos descubren por casualidad una señal enviada a la Tierra desde el cosmos que podría ser un comunicado de seres racionales. Sin embargo, ¿cómo se puede descifrar este mensaje sin saber nada del emisor, ni siquiera si existe? La voz de su amo es un libro atípico: carece de acción dinámica, pero la lucha contra el misterio conmueve y atrae la atención más que muchas novelas de aventura, sobre todo debido a que el hecho de aproximarse a lo Desconocido provoca una serie de preguntas sobre la esencia del mundo, la naturaleza humana y la fuente de defectos de la Existencia.

ver más

 

Stanislaw Lem 1921 - 2006

image Stanisław Lem es un erudito y un virtuoso de la estilización; su creación se puede calificar como la de un genio. Las obras, equipadas con un fondo científico elaborado, conducen al lector a un laberinto interminable de géneros y estilizaciones. Al igual que los héroes solitarios de Lem, sus novelas se distancian de las pasiones y preocupaciones del día a día. Testimonian un intelecto elevado muy por encima de las posibilidades del individuo; una mente a veces maliciosa, otras veces llena de humor, sorprendente, bondadosa y escéptica, que aterra al lector al tiempo que invariablemente le sirve una paradoja. Su imaginación es tan poderosa y original que el mundo creado siempre se muestra verosímil y tangible. Leed a Lem: es un gran escritor y una de las mentes más poderosas de nuestros tiempos.

"The New York Times Review of Books"

Me gusta el primer tomo de mi novela de debutante, El Hospital de la Transfiguración, porque lo escribí sin saber que el mismo tema se habría podido desarrollar de mil o un millón de diferentes formas. Escribía como si cantara un pajarito, inconscientemente. Luego ya me faltó esta espontaneidad porque uno sabe demasiado de la vida y sabe bien “cómo se hace esto”, y de esta misma forma pierde la frescura. (La diferencia es más o menos como entre una cortesana refinada y una adolescente enamorada por primera vez).

Cada varias semanas iba en tren nocturno a Varsovia, en el asiento en la clase más barata -en aquella época era pobre- a las interminables conferencias en la editorial "Książka i Wiedza", donde machacaban mi Hospital de la Transfiguración con ideas y preguntas, donde adquiría todo tipo de crítica interna que revelaba su carácter decadente y contrarevolucionario. Eran toneladas de papel y mogollón de tiempo perdido. Pero cuando uno tiene veinte años y una disposición serena, puede aguantar bastante.

Me explicaban que había que cambiar algo, añadir, cortar, etc. Me seguían dando esperanzas, de modo que la iba reescribiendo, modificando continuamente. Tengo que decir que aunque poseo esta propiedad rara de escribir en innumerables variantes, nadie nunca me ha llevado a un estado comparable con lo que consiguieron estos señores y señoras en aquel tiempo. Pensando que el libro todavía se podía salvar, lo reescribí infinitamente, hasta que sacaron de mí algo que no tenía la menor intención de escribir. Por supuesto, esto no surtió efecto alguno, porque el libro al final salió gracias al Octubre (de 1956).