Congreso de futurologia

Congreso de futurologia

Congreso de futurología es una de las aventuras de Ijon Tichy contadas con más chispa. Tichy, invitado a una reunión de futurólogos organizada en una república latinoamericana revolucionaria, al final se ve trasladado a un mundo donde en un enredo grotesco se han cumplido a la vez dos versiones del futuro, la utópica y la antiutópica. La burla de la futurología tiene de fondo – como siempre en el caso de Lem – una reflexión seria sobre la tendencia del ser humano a desentenderse de la realidad.

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Stanislaw Lem 1921 - 2006

image Stanisław Lem es un erudito y un virtuoso de la estilización; su creación se puede calificar como la de un genio. Las obras, equipadas con un fondo científico elaborado, conducen al lector a un laberinto interminable de géneros y estilizaciones. Al igual que los héroes solitarios de Lem, sus novelas se distancian de las pasiones y preocupaciones del día a día. Testimonian un intelecto elevado muy por encima de las posibilidades del individuo; una mente a veces maliciosa, otras veces llena de humor, sorprendente, bondadosa y escéptica, que aterra al lector al tiempo que invariablemente le sirve una paradoja. Su imaginación es tan poderosa y original que el mundo creado siempre se muestra verosímil y tangible. Leed a Lem: es un gran escritor y una de las mentes más poderosas de nuestros tiempos.

"The New York Times Review of Books"

Stanislaw Lem

Fábulas de robots fueron para mí una especie de andamio que me sirvió para subir hasta el nivel desde el cual pude saltar a la escritura de Ciberíada. Esto se puede observar muy bien en orden cronológico. Al principio, empleé el esquema convencional de un cuento, y luego empecé a modificarlo de una forma cada vez más acrobática. Alguien podría decir que quería preparar al lector, no sorprenderlo demasiado, y así engancharlo cada vez más. Pero esta no era mi intención.

Cuando mi hijo tenía ocho años, le escribí un cuento. Desafortunadamente, después de leerlo lo rechazó totalmente; simplemente, no le gustó. Sin embargo leía con gran placer las fábulas no destinadas intencionalmente para niños. Por lo visto, no pertenezco a ese grupo de escritores capaces de enfocar con precisión al lector, para luego “matarlo de un tiro”, tengo que escribir lo que soy capaz de escribir en un determinado momento. Yo soy muy infantil, sin duda alguna. Siempre me han gustado los juguetes…